martes, 14 de febrero de 2012

3* El Romance ( borrador )

Las manos aún me dolían. Pero yo debía aclarar lo sucedido la noche anterior. Karlos me cambió la perspectiva en el mundo del amor, y no imaginaba lo que estaba por suceder.

Nos saludamos, como normalmente lo hacíamos. Después de eso, me preguntó: ¿Te gustó el beso? Reí, pues era inevitable no hacerlo. No podía contestar, pues no recordaba sus labios, su aliento o algo que me diera la respuesta. Me limite a decirle que todo había sido un error, y que me perdonará si yo correspondí al beso.

Él dijo que sus sentimientos eran firmes y que no descansaría hasta hacerme ver el amor que me podía brindar; y así fue. Durante varios días me mandó mensajes al teléfono celular y tuvimos muchas pláticas por correo electrónico, hasta que me convenció que saliéramos a caminar. Llegamos a una plaza comercial al sur de la ciudad, y nos dirigimos a una cafetería muy famosa por su nombre celestial.

me dijo que desde hacía unos meses yo le gustaba mucho, pero no se atrevía a decírmelo. La reunión era el pretexto perfecto para llevarme a él, como lo imaginé. No aceptaba lo que me decía, pero tantos recuerdos y las promesas que me prometía, me incitaron a probar el amor como nunca antes lo había experimentado. Al terminar la intensa platica, pensé que sería todo, pero no. Karlos tenía la tarde arreglada; el cine sería la siguiente parada. Volvieron los nervios a apoderarse de mí. Las manos me sudaban mucho, sentía que la gente nos miraba como si fuéramos delincuentes. Al comienzo de la película todo iba bien, pero después, sentía que volteaba a verme en varias ocasiones, y cuando la pantalla oscureció, volvió a besarme. Acepto que comencé a tener más cariño hacia él. Las miradas y las palabras se tornaban más íntimas. ¡Me estaba enamorando de mi mejor amigo!

¿Cómo sucedió? Yo no me reconocía al mirarlo y suspirar. Cada canción me recordaba a él, las sonrisas nacían de la nada, mi humor cambió drásticamente; Yo no era el mismo de antes. Tiempo después salíamos más a menudo y compartimos muchos momentos; Pero una noche, cuando menos lo esperaba, él ya no sintió lo mismo y con palabras me mató. Aquel fugaz romance llegó a su final, y su absurda excusa: “no eres tu soy yo”.

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